Si la seda s’hagués de convertir en una varietat de raïm, seria la francesa merlot. Aliment i roba comparteixen subtilesa, elegància, finor… Sobre aquesta premisa s’ha d’entendre la col·lecció Coupage que la dissenyadora María Barros i l’enòloga, sommelier i periodista Cristina Alcalá van presentar fa uns mesos a la passarel·la de Madrid, fruit de llargues converses conceptuals al voltant de dos mons que també dialoguen.
M’explica per correu electrònic Cristina Alcalà que el projecte neix d’una casualitat: “Conocí a María Barros en la MBFW 2012 porque me invitaron a su anterior desfile. Era la primera vez que iba a una pasarela. Fue un encuentro fugaz, pero ya me gustó mucho su estilo y sus diseños. Al cabo de unos meses volvimos a coincidir también de manera casual y empezamos a charlar sobre moda y vino, cada una desde el desconocimiento del trabajo ajeno pero siempre con mucho respeto y admiración mutua. La conexión fue inmediata desde un punto de vista personal y conceptual, encontramos puntos en común entre ambos mundos, sobretodo desde la perspectiva del proceso creativo. Al cabo de un tiempo, y después de muchas conversaciones en su taller, María me dijo que había decido basar su próxima colección en el mundo del vino y que quería que colaborase con ella (no lo había hecho nunca antes con nadie). Y así fue cómo nació Coupage”.
Comença així una relació de coneixement mutu entre moda i vi, de descobrir procesos paral·lels i màgics, que fa realitat Vinhoy, una plataforma que desenvolupa projectes creatius al voltant del vi. Darrere de Coupage, nom triat per María Barros, hi ha una altra gran innovació. Es tracta d’una col·lecció rara avis: “No es una etiqueta ni un encargo, no ha habido marcas ni bodegas”, comenta Alcalá. María Barros ha creat dissenys femenins sobre teixits, gases, sedes i cotons amb una paleta cromàtica molt vinculada al vi i a la terra, amb protagonisme dels terrosos, les flors i els cítrics. El resultat és una línia femenina i romàntica que demostra alhora personalitat, expressivitat, elegància i exclusivitat.
Coupage es presenta a la Mercedes Benz Fashion Week Madrid (MBFWM) i per a Cristina Alcalá ha esdevingut “un trabajo de reflexión personal muy interesante. Después del éxito de la colección hay varias empresas del sector del vino que están interesadas en desarrollar un nuevo concepto de vincular vino y moda”. Sembla que aviat hi haurà novetats en aquest sentit, però no és moment d’avançar més.
“Vi por primera vez los diseños de la colección en la pasarela y fue emocionante como por tres veces el público aplaudió durante el desfile, algo poco habitual en MBFW de Madrid”, remarca. Els vestits de Coupage són una combinació de textures, artesania, formes i volums a on es posa de manifest la inspiració després de l’anàlisi dels processos creatius de l’enòloga i de la modista, que segons relaten són paral·lels. María Barros està convençuda que el que succeeix des de la selecció del teixit fins a la posada en escena de la peça de roba, té un paral·lelisme amb la conversió del raïm en vi. I això és el que l’inspira i la condueix a recrear-se en els seus vestits innovadors. Els uns amb tuls que donen estructura, els altres amb gases que evoquen el moviment.
Li demano a Cristina Alcalá quina peça de roba li escau més al vi i em respon molt encertadament que “en un mismo día nos podemos cambiar de ropa varias veces dependiendo del momento, así que habría tantos vinos como contextos. Más que en la vinculación prenda-vino me gusta analizar esa vinculación desde su origen, de cómo se llega a conectar conceptualmente ambas partes”.
Per a una enóloga, sommelier i periodista, el vi ha de jugar un paper indestriable de la vida. I així ho afirma Alcalá: “El vino forma parte de la mesa, nos acompaña, con o sin comida, nos proporciona no sólo placer sino conocimiento, cultura. En el tema de las armonías me gusta experimentar pero no se trata de innovar por innovar o de ser el más creativo. Sinceramente creo que hay tantos estilos de vinos, cocinas, momentos o vivencias que simplificar en un maridaje concreto o reconocido es limitar las sensaciones y el placer que nos podría proporcionar esa pizca de sano atrevimiento”. Cristina Alcalá té una visió encertadament àmplia de les relacions que el vi pot mantenir amb l’entorn i no és casualitat que s’hagi atrevit a fer realitat aquest projecte amb María Barros. De fet, al seu web hi té una secció de maridatges freaks on els lectors poden proposar harmonies a vegades sorprenents i emocionals: http://cristinaalcala.com/2013/06/01/frikimaridajes.
Referent al moment actual del vi al nostre país, Alcalá explica convençuda que no és dolent sinó que fa falta que sigui comprès a fora: “Estamos viviendo un momento de cambio en una situación difícil para el sector en España. Muchos vinos y bodegas y poco consumo, nuevas ideas y estilos, viticultores comprometidos con su tierra, diversidad y calidad, las exportaciones se incrementan aunque a veces la imagen del vino español fuera no es representativo de lo que dentro se está haciendo, recuperación de variedades…”. En relació a les seves preferències, respon taxativa: “Creo en los vinos honestos, en las personas comprometidas, en la innovación que se está produciendo en algunas grandes bodegas y, en general, en las regiones que están recuperando su estilo propio vinculando el vino con el territorio. España es diversidad y eso es lo que hay que preservar”. Una fotografia que encara traslladar fora de les nostres fronteres. Un altre repte és el de trobar la manera d’aturar el constant descens de consumidors de vi: “Cada profesional debe reflexionar sobre su tarea sin obviar al consumidor, ya sea desde la enología, la imagen de marca, las campañas de promoción de las bodegas, el trabajo en la hostelería, los sumilleres, las instituciones públicas, etc.”.
I molt relacionat amb això, hi ha la comunicació. Sovint ha estat elitista i poc vinculada amb els públics i cal matisar aquest plural: “Creo que la comunicación no es unidireccional. Hay que adaptarla al contexto y a las personas que están recibiendo el contenido. Se habla siempre de consumidor y es un error: hay consumidores, en plural. Así que hay que “ganar” a públicos heterogéneos. Por mi experiencia, radio, prensa especializada, generalista, nacional o internacional… cada uno son medios diferentes en su estilo, lectores o política editorial. Además, el qué y el cómo depende también de qué queramos comunicar. Personalmente creo que hay que hacer del vino algo cercano, didáctico, vincularlo a discursos más emocionales que técnicos, más a las personas que a la química. Saber comunicar no es tarea fácil, y sintetizar tanta información y emoción que pueda proporcionar un vino mucho menos”.
Cristina Alcalá creu que la premsa especialitzada ha complert un paper molt important al nostre país, com ho fan les revistes en d’altres sectors: “Pero la comunicación es mucho más compleja y no se limita a un diario o una revista. La propia comunicación de una bodega juega un papel importante, y la mayoría de ellas adolece de un discurso íntegro, sugerente y bien construido. Lo mismo pasa con la comunicación que del vino perciben los consumidores en un restaurante, a veces no la mejor manera de ganar adeptos”.
Vi · Moments · Persones
Quan li demano pel maridatge recorre a una veritat com un temple: “Respondo con uno de los pocos tópicos en los que creo: en buena compañía, en cualquier lugar y con un vino que invite a la reflexión, sin estridencias”. Però finalment es mulla. Si el maridatge és amb un teixit, seria amb pantalons i amb un vi de llarg recorregut: “Como me has preguntado por los diseños de María, me quedo con los pantalones de su colección inspirados en la vendimia, en su taller y con un vino largo y profundo”.
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Col·lecció Coupage
Fotografia cedida per Cristina Alcalà
